jueves, 11 de octubre de 2012

El Diablo en los Detalles

Estimado Iniciador (o ¡próximo!): 

Me gustaría compartir contigo algunas reflexiones en torno a una de las principales lecciones aprendidas en mi experiencia como emprendedor.

Para empezar debo aclarar que no soy el mejor ejemplo para escribir sobre la buena "praxis" aprendida de la que te voy a hablar aquí, pues entre otras cosas no es un tema de mi devoción.  Pero si escribo sobre ello es porque al final no he tenido más remedio que rendirme ante la gran importancia que en verdad tiene.

Estoy hablando de la gestión de los dichosos –o benditos– detalles.

A lo largo de mi trayectoria la parte que más me ha interesado siempre a la hora de emprender es la fase creativa, visionaria y hasta la comercial.  Me he concentrado en identificar la necesidad de mercado y he delegado los detalles en los técnicos y especialistas. Como consecuencia de esto hay veces en las que me ha ido bien y otras en las que no.

Como muy bien me recuerdan mis amigos y socios “el diablo está en los detalles”.

Partamos de la premisa de que es bastante difícil que un emprendimiento nuevo triunfe. Así que si quieres maximizar sus probabilidades de éxito te aconsejo enormemente que no hagas como hice yo: no delegues esos aburridos detalles en otros (ya habrá tiempo de delegar cuando la cosa marche) y no dejes absolutamente nada al azar.

Date cuenta de que tu empleado o colaborador, por muy maravilloso que sea, carece de tu misma motivación e interés y, por otro lado, es frecuente que también esté falto de esa visión sobre el resultado final que tú  ya tienes en mente.

La gestión de esos detalles, que a veces tratamos como nimiedades, es en la mayoría de casos lo que determina la calidad en la ejecución. Y ahí es donde radica, la mayor parte de veces, la diferencia entre un emprendimiento exitoso y uno mediocre.

Puede ocurrir que incluso partiendo de una idea/visión no del todo acertada pero controlando el proyecto muy de cerca, el emprendedor ajusta la idea (iterando en jerga emprendedora) hasta dar con algo que funcione. Y, por otro lado, es muy frecuente ver grandes ideas que no llegan a despegar por no estar bien ejecutadas del todo.

He conocido ambos casos, tanto en carne propia como ajena y entiendo porqué los inversores inteligentes invierten en los emprendedores con talento y totalmente enfocados en su proyecto.

¿Dónde se esconde el diablo?



La marca: Asegúrate de que es fácil de recordar y de pronunciar y que pega bien con el servicio o producto que estás ofreciendo. No te contentes con cualquier marca que sea aceptable. Debe gustarte a ti y a tu público final. Por ello, cuenta con su opinión cada vez que tengas dudas.  Ellos te guiarán.

El diseño: Es fundamental transmitir bien los valores de la empresa mediante el diseño de la web, aplicación o logo. Bien lo podríamos llamar packaging online. Asegúrate siempre de que sea estético (consulta de nuevo con tu entorno y público final) dado que un diseño poco estético transmitirá al cliente que el producto o servicio que ofreces es de poca calidad.

La usabilidad: De nada sirve una web estética si no cumple su función. Debe estar clarísimo dónde y cómo
hacer lo que tú quieras que el usuario haga: clickar, registrarse y comprar, entre otros. De nuevo, acude a tu entorno, incluso a usuarios poco avanzados, para ver su comportamiento al ver tu página.

El marketing: ¿Qué mensaje transmites al usuario? Escoge un mensaje global que aúne la imagen de tu negocio. No le confundas con mensajes varios y distintos y si tu mercado es local no cometas el error de emitir mensajes de marketing americano estilo vende motos. Por otro lado elige bien tus medios de difusión y asegúrate de que cada esfuerzo en marketing tenga sentido.

Las métricas: Este es uno de los errores más frecuentes de los emprendedores que no están enfocados en lo que deberían. No vale eso de que “del marketing se ocupa él”.  Las métricas del modelo de negocio lo son todo, especialmente al empezar. Como emprendedor debes comprender perfectamente el flujo de datos, ratios de conversión y retención de tus clientes para ir ajustando y lograr un negocio que funcione.

El flujo de caja: Estar encima de los números es algo obligado para un emprendimiento que comienza, eso te ayudará a no gastar en nada superfluo y saber qué inversiones puedes y no puedes hacer.  En fin, nadie dijo que fuera fácil, lo que si te aseguro es que si la visión/idea es mínimamente acertada y si cuidas los detalles al máximo, es muy probable que te vaya muy bien y coseches un merecido éxito.

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